Samurai el pensamiento juega con su presencia, como mariposas que vuelan y aturden, extraño y lento, sin conocimiento de contrataque en el amor, aunque guerrero de altas batallas, su vida se recorre en el devenir de lo que quiere y lo que lo detiene, es una ola golpeando lentamente la misma ola. Sin embargo, el tiempo se va, pero puso su sello, sobre lo que le pertenece.
Aun sin mirarme, camino cerca de mi y se detuvo a colocar su marca para seguir caminando como si nada pasa. Su mirada dice, estoy aquí, pero sus palabras no lo expresan, su deseo aprisiona pero lo enmudece.
Regala flores con su sonrisa y detiene con su mano, es el poder de ejercer sobre otro el control, no hay nada que hacer, nada que no pueda fluir, aunque la negación se presente, retoma de nuevo su poder.
Es la proximidad, la ternura y el amor, es suave caricia en su soñar. Porque se aleja de manera sobrenatural.
La danza molecular del cuerpo perfuma la esencia del alma de este ser, grandioso que se desvanece en la sublime espesura de la noche y de los sueños.
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